Acortar el tiempo en la ceba para ser más rentables, el propósito del suplemento elaborado con subproductos de la palma de aceite.
Por María Cristina Sáenz
La visita a Altamira, el predio de Ricardo Villalba en Villanueva, Casanare, tuvo el propósito de medir el impacto de un suplemento nutricional en ganado de ceba.
Ricardo compra ganado para cebarlo. Él refiere las condiciones que busca en el ganado que adquiere para alimentar la cadena cárnica: “Tiene que ser clasudo, no ordinario, no muy liviano, de 280 kilos en adelante, que haya pasado el destete y que sea económico”. Mira la procedencia, no la finca, sino el municipio: “Los que son de lejos, los sufridos, siempre cogen más kilos, es donde está la utilidad”, comenta. Crecimiento compensatorio. Agrega, “según la clase tienen una merma y uno compra kilos”. Son algunos de sus secretos de oficio que comparte con generosidad.
Como es común encontrarlos en la zona, compra grupos de animales de diferente tamaño que él empareja en la finca, armando lotes homogéneos. Potreros divididos, agua, buena comida y sombra son la constante en este “hotel de ganado donde busco que los animales pasen buena vida, que estén cómodos, que coman lo mejor posible siempre, que nos los corran, ni los griten, no co- learlos –y eso que él fue coleador–; en la industria de la carne se buscan kilos diariamente, se busca el rendimiento del animal”. Lo hace con disciplina que percibo a partir de métodos, organización, buenas cercas y corral, indicadores, rotación en potreros, buen equipo de operarios, manejo y mantenimiento de pasturas teniendo en cuenta el pH del suelo y la presencia de malezas, el rolo que destruye comején…
Al llegar a Altamira los somete a cuarentena, los vacuna y purga, aplica vitaminas y, como quedan en un área restringida, allí “dejan las semillas de malezas que puedan traer”. Los chapetea y anota color y algunas características como que le falta un cuerno, por ejemplo, para poder identificarlos bien en el pesaje de control si alguno ha perdido la identificación.
El ganado en ceba rota en potreros más pequeños para lo que se maneja en el Llano, buscando que los pastos tengan mayor digestibilidad, proteína y disponibilidad de nutrientes. Vuelven al potrero a los dos meses o un poco menos dependiendo el clima.
Así se resume esta rutina que incluye compra, llegada a la finca, pesaje y el posterior manejo del equipo de trabajo que se encarga de comida, rotaciones y demás cuidados.
El impulsor de la eficiencia
En la etapa final, la de ceba, entra otro actor: KAU, un suplemento elaborado a partir de subproductos de la palma de aceite. Se agrega a lo que comen en la rotación en pastos humidícola y llanero con el propósito de “apretar el ganado y acortar el tiempo de ceba”, dice Ricardo, a lo que Francisco Velásquez agrega, “para que, en vez de seis meses, el ganado salga en cuatro”.
“Así la ceba es más bonita, se distribuye la grasa. El ganado gusta más, tiene mejor rendimiento, la carne es más apetecida y le da rinde a la empresa”, agrega el cebador.
En el corral verificamos el impacto de KAU contrastado con el grupo testigo, el cual tiene manejo con similar rotación de potreros y suministro de sal. Francisco Velásquez, de la empresa que fabrica KAU, le hace cuentas: “en donde entra este suplemento es posible tener 34% más de productividad, permite meter ese 34% más de animales o mantener los mismos animales para sacarlos más rápido, en vez de cuatro meses, dos meses y medio”. “El producto dice, deje el miedo”, agrega Hugo Algarra, técnico que calcula las raciones y su composición.
Pesaje determinante
Vemos pasar primero el lote testigo y luego el que recibe suplemento. En el corral suenan las puertas de la báscula, van pasando los animales, alguien lee la chapeta y Hugo Algarra anota los nuevos pesos en el Excel, Ricardo mismo va pesando y comentando:
520 kilos, está bonito…
470… Dele puerta… sigue el 30167…
552… Toro bien sacado…
520… Ese tiene de Simmental y puede ganar más peso, en cambio el Holstein toca sacarlo…
Se le cayó la orejera… —se ve la importancia de la descripción del animal en el Excel—…
Este es careto negro…
Vamos bebé… Está muy bueno ese novillo…
Al terminar el ejercicio de pesaje, las primeras conclusiones sobre la ganancia de peso de los dos grupos indican que el lote de control ganó 520 gramos diarios en el ensayo de dos meses, y el que recibió KAU ganó 700 gramos diarios con 1.5 kilos de suplemento al día; la máxima ganancia en el grupo testigo fue de 800 gramos, en el suplementado algunos animales estuvieron por encima de 1.000.
Las ganancias de peso percibidas en el pesaje permitirán hacer ajustes a la fórmula de Altamira para que sea más energética. “La gran expectativa es ver buenos resultados”, agrega Julio Sanguino, del equipo de KAU. La fórmula se ajusta a las necesidades de la ganadería.
El análisis no es sencillo, no se trata solo de pesar animales, hay que analizar otros factores, entre ellos la forma como se suministra el suplemento, dejando claro que “en el ganado en ceba hay que suplir los requerimientos de proteína, pero ellos necesitan mucha energía y la ventaja de este suplemento es que tiene cinco fuentes de energía”, explica Hugo Algarra.
El pesaje permite saber el avance de los animales en ceba, el impacto de suplemento y, para Ricardo, determinar cuáles están listos para el embarque, a cuáles les caben más kilos, afianzar el manejo, enfrentar los vaivenes del mercado. Ya tiene una ganancia adicional: se amansa el ganado al ver alguien que todos los días les da suplemento; y mansedumbre implica más consumo. “Dos y dos no son cuatro en el Llano, hacer una finca no es soplar y hacer botellas, se necesita experiencia, tiempo y dinero”, dice a la vez que va revisando cifras, haciendo cálculos mentales y sacando conclusiones para estar a la cabeza en eficiencia, con aliados que desarrollan un producto a su medida.